Durante un acto en el Palacio Federal Legislativo en rechazo al despliegue militar de Estados Unidos en el Caribe, Nicolás Maduro leyó una extensa proclama de 1902 del entonces mandatario venezolano Cipriano Castro, emitida en medio del bloqueo naval impuesto al país por potencias europeas.
La proclama de Castro, pronunciada el 9 de diciembre de 1902, denunciaba la “planta insolente del extranjero” tras la captura de buques venezolanos por parte de escuadras de Alemania y Reino Unido, a las que luego se sumó Italia.
Uno de los pasajes más significativos citados por Maduro fue cuando Cipriano Castro decía que estaba «dispuesto a sacrificarlo todo» por la patria, ofreciendo la liberación de los presos políticos, el regreso de los exiliados, la restitución de las garantías constitucionales e, incluso, abandonar el poder.
“Abro las puertas de todas las cárceles de la República para los detenidos políticos que aún permanecen en ellas; abro asimismo las puertas de la Patria para los venezolanos que por iguales razones se encuentren en el extranjero y restituyo al goce de las garantías constitucionales las propiedades de todos los revolucionarios que estaban empobrecidas por razones de orden público. Más todavía, si sobreviviere a los acontecimientos y fuere preciso para la salud de la Patria despojarme del elevado carácter con que me han honrado los pueblos y con el cual voy a la lucha, estoy listo a mi separación a la vida privada, quedando siempre mi espada, por supuesto, al servicio de la República, y podéis estar seguros de que me retiraré satisfecho sin las nostalgias del Poder”, citó Maduro a Castro.
Maduro exhaltó a Cipriano Castro al afirmar que «se puso al frente de esa batalla y triunfó la soberanía nacional y fueron expulsados los imperios británicos, alemán y el reino de Italia. No rehuyó Cipriano Castro a su combate”.
Sin embargo, Maduro evitó hacer referencia a ese papel de Estados Unidos en la resolución de este conflicto. Es que el levantamiento del bloqueo no se dio por una victoria militar venezolana, sino por la mediación de Estados Unidos bajo la Doctrina Monroe.
Washington presionó a las potencias europeas para que levantaran el bloqueo, bajo la condición de que las deudas venezolanas serían arbitradas y pagadas de manera ordenada. Finalmente, en 1903, el laudo de La Haya obligó a Venezuela a comprometer parte de sus ingresos aduaneros al pago de acreedores europeos.
El episodio consolidó la influencia estadounidense en la región y marcó el inicio de una práctica en la que Washington se erigió en árbitro de disputas hemisféricas, mientras limitaba la injerencia europea en América Latina.
Maduro recordó una sugerente proclama de Cipriano Castro que ofrecía liberar a los presos políticos y abandonar el poder ante el bloqueo naval de 1902 https://t.co/pe7NLSRbAo pic.twitter.com/L6mUL4bkhi
— Monitoreamos (@monitoreamos) August 23, 2025