El empresario argentino Gerardo Montenegro había encontrado un negocio redondo con el gobierno venezolano. Compraba mercadería en China o Estados Unidos y, luego, se la revendía con sobreprecios a empresas públicas que manejaba el chavismo. En una de esas operaciones comerciales, Montenegro adquirió productos de Evergreen Industrial Co, una firma china, por USD 123.000 en agosto de 2010 y, al mes siguiente, los revendió al Fondo de Desarrollo Agrario Socialistas (Fondas), una empresa pública venezolana, por la cifra de USD 1,8 millones. La operación le dejó una ganancia casi 14 veces mayor al monto original.
Vía INFOBAE
Pero más que un exitoso negociante internacional, Montenegro es considerado por las autoridades argentinas como un eslabón de un esquema más complejo que le permitía a empresas locales hacer negocios con Venezuela a cambio de pagar altas comisiones a sociedades intermediarias. Palmat era una de estas compañías que trabajaba en estos contratos que se hacían bajo un paraguas estatal: el fideicomiso bilateral firmado por Néstor Kirchner y Hugo Chávez.
La empresa, manejada por el argentino Roberto Wellisch y el venezolano Francisco José Carrasquero, recibió USD 600.000 de la empresa Montenegro, según un reporte de la Unidad de Información Financiera (UIF) al que accedió este medio. Desde 2009, el juez Julián Ercolini y el fiscal Gerardo Pollicita investigan estas comisiones, cuya hipótesis es que podrían encubrir sobornos ocultos para funcionarios kirchneristas y chavistas que supervisaban este tipo de operaciones.
Mientras su negocio como lobistas prosperaba, los hombres detrás de Palmat montaron un entramado de sociedades en paraísos fiscales, manejaron cuentas en Suiza e invirtieron dinero en varias propiedades de lujo en Miami, según pudieron reconstruir Infobae, La Nación y el centro de investigación periodística Organized Crime and Corruption Reporting Project (OCCRP), tras cuatro meses de investigación periodística para la investigación Suisse Secrets.
Las millonarias comisiones que cobró Palmat se canalizaron a través de jurisdicciones opacas lo que, hasta ahora, no le permitió a la Justicia localizar los fondos obtenidos en esas operaciones. Carrasquero y Wellisch son investigados en los tribunales argentinos por haber cobrado un 15% de comisiones en una larga lista de transacciones. Según ellos mismos reconocieron, habrían participado como intermediarios en, al menos, 39 contratos.
Mientras prosperaban los contratos entre Palmat y las empresas argentinas, Carrasquero abrió en abril de 2006 una cuenta bancaria en el Credit Suisse, que en junio de 2009 alcanzó un saldo máximo: casi USD 3 millones (2,7 millones de francos suizos), según surge de los documentos de Suisse Secrets. Eduviges Auristela Rodríguez de Carrasquero, familiar de este intermediario venezolano, también aparece como co-titular de esa cuenta.
A pesar de que el escándalo por el cobro de estas operaciones se hizo público en Argentina en 2010, el banco suizo nunca cerró la cuenta de Carrasquero, que permaneció abierta por lo menos ocho años, hasta 2014. Parte de los fondos obtenidos durante aquellos años ahora están invertidos en mansiones de lujo en Miami. Infobae estuvo en contacto con Carrasquero antes de publicar esta historia. Este abogado venezolano aseguró en un intercambio de correos electrónicos que respondería las consultas periodísticas, pero finalmente no contestó el cuestionario enviado.
El fideicomiso de Kirchner y Chávez
La historia comenzó en abril de 2004, cuando los entonces presidentes Chávez y Kirchner firmaron el “Convenio Integral de Cooperación entre la Argentina y la República Bolivariana de Venezuela”, el primer acuerdo de negocios bilateral entre Argentina y Venezuela. ¿Cómo funcionaba este fideicomiso? Venezuela ingresaba saldo a su favor con productos de la petrolera estatal PDVSA, mientras que distintas empresas argentinas balanceaban ese saldo con la venta de alimentos y maquinarias para mejorar la producción alimenticia en suelo venezolano. La relación estado-estado era el resguardo para los empresarios ante un cliente como Venezuela que, habitualmente, carecía de garantías de pago.
Palmat Intertrade se creó como sociedad el 16 de abril de 2004 en Panamá, apenas diez días después de que los presidentes argentino y venezolano firmaran el convenio de cooperación, según publicó Infobae, en base a los documentos de la investigación de los Pandora Papers, liderada por el Consorcio Internacional de Periodistas de Investigación (ICIJ).
José María Alustiza, presidente de la Cámara Argentina Fabricantes de Maquinaria Agrícola (CAFMA), fue uno de los empresarios que tuvo que “pasar” por Palmat. Así explicó ante la Justicia argentina el rol de esa sociedad en estos contratos: “Cuando teníamos dificultades para cobrar, hablábamos con Palmat y ellos gestionaban la solución. Se le hizo un poder para que Carrasquero, que vivía en Venezuela, firmara un addendum como apoderado (…) La gente de Palmat conocía a los funcionarios de las dependencias públicas y conocían el manejo burocrático de un expediente. Sus gestiones siempre fueron exitosas”.
Una decena de empresarios repitieron lo mismo ante el juez Ercolini: era obligatorio contratar los servicios de intermediación de Palmat si pretendían exportar maquinaria agrícola a Venezuela a través del fideicomiso bilateral, informaron fuentes judiciales. Ese contrato establecía el pago de una comisión del 15% sobre el total de la operación, coincidieron los empresarios.
Palmat reconoció públicamente haber sido “seleccionada por 39 empresas fabricantes de maquinarias agrícolas de la Argentina” para hacer negocios con Venezuela. Los reportes de la UIF indicaron que entre las operaciones sospechosas se encontraban contrataciones realizadas por el Fondas y la compañía estatal venezolana Pedro Camejo, ambos dependientes del Ministerio de Agricultura de dicho país que manejaba el dirigente chavista Elías Jaua.
El empresario Alustiza recordó ante la justicia cómo se manejaba la relación con Palmat: “No había una regla para pagarle a Palmat. Había un compromiso de pagarle a medida que las empresas ingresaban los cobros”. Pero indicó que tras los primeros años, el monto les empezó a parecer demasiado caro: “[A los empresarios] Les parecía muy cara la comisión. Ya conocían a todas las autoridades y sabían cómo eran los trámites de exportación. Los industriales querían reducir la comisión, seguían con un trading pero con una comisión menor”.
Meses más tarde, los contactos políticos de Palmat se cristalizaron en Buenos Aires cuando Carrasquero ingresó el 6 de agosto de 2007 a un acto oficial en la Casa Rosada junto al venezolano Guido Antonini Wilson. Tal como publicó el diario La Nación, esa lista de invitados -rubricada por la Secretaría General de la Presidencia-, había estado a cargo del Ministerio de Planificación Federal. En la práctica, esta cartera manejaba una suerte de embajada paralela con el gobierno chavista fortalecida por los negocios en ambas orillas. Carrasquero ingresó a la Casa de Gobierno en representación de Palmat.
Esas relaciones comerciales con Caracas eran desde Buenos Aires por la mano derecha del entonces ministro Julio De Vido, según reveló el ex funcionario argentino Claudio Uberti en su confesión como arrepentido en la causa de los cuadernos de las coimas. Olazagasti fue, además, el encargado de destrabar el ingreso a la Casa Rosada de Antonini Wilson, 48 horas después de que al venezolano le decomisaran una maleta con USD 800.000 en el Aeroparque porteño.
Las propiedades de Carrasquero
La cuenta de Carrasquero en el Credit Suisse se cerró en agosto de 2014. Su último saldo había sido de USD 654.000 (600.000 francos suizos), según los datos de Suisse Secrets. Los registros consultados por Infobae dan cuenta que Carrasquero había decidido en abril de ese año ingresar oficialmente como el único beneficiario final de las tres sociedades panameñas. Pero las offshore dejaron de administrarse por el fondo suizo Belesta AG y, en cambio, ahora los pedidos para enviar documentación tenían como origen Vizcaya Capital, un fondo con oficinas en Miami, Estados Unidos.
Para ese momento, el venezolano ya había elegido Miami como el destino para realizar inversiones inmobiliarias encapsuladas a través de otra sociedad offshore: Chandler Ventures LLC. Carrasquero había creado esa firma de papel el 31 de diciembre de 2012 en las Islas Vírgenes Británicas, una de las jurisdicciones más opacas del mundo.
Carrasquero dejó en manos del estudio Trident Trust, otra firma de abogados especializada en operar en paraísos fiscales, la creación de la nueva sociedad. Se presentó como abogado venezolano con domicilio en Caracas y dijo que el propósito de esta offshore -de la que era su único accionista- era la compra de inmuebles. ¿El origen de los fondos? “Ingresos y ahorros personales provenientes de las ganancias acumuladas en el negocio del petróleo y la energía eléctrica”, declaró en el formulario de compliance del estudio.
Siete días después de haberse creado, Chandler Ventures LLC compró una casa frente al lago Hammocks, en Coral Gables, Miami. La mansión, rodeada por una frondosa arboleda antes de desembocar en las orillas del lago, se distribuye sobre un terreno de 3600 m2. El valor de la propiedad al momento de la compra, en enero de 2013, era de USD 2,3 millones. Cuando el venezolano la vendió, en octubre de 2018, el inmueble ascendió a USD 2,9 millones, según el registro público del estado de Miami.
El departamento de Migraciones de Estados Unidos se preocupó por la situación de una de las sociedades panameñas de Carrasquero: las autoridades estadounidenses requirieron al administrador Vizcaya Capital información sobre la sociedad panameña Stanclif Corp en 2015. Alcogal remitió una nota formal a esa oficina del gobierno para explicar que la offshore había sido debidamente constituida y mantenía todos los papeles en orden.
Carrasquero, sin embargo, continuó con sus inversiones en Miami. Pidió una hipoteca de USD 600.000 y compró una segunda propiedad: adquirió otra mansión, esta vez en la zona de Pinecrest Gardens. Los primeros documentos oficiales que lo vinculan a la propiedad son permisos de obras firmados de puño y letra, que fueron autorizados por las autoridades en septiembre de 2016.
El venezolano apareció detrás de Maxipetro Properties Ltd, la nueva titular del inmueble, recién en junio de 2020, cuando se efectivizó la compra a través de esta sociedad. La operación para adquirir esta casa de 1.100 m2 y una piscina a la sombra de sus palmeras, se concretó en USD 1,5 millones durante la pandemia.
Doce años después del escándalo por las comisiones de Palmat, el dinero continúa girando por el mundo, ya sea en inversiones en Miami de sus socios o a través de otros canales encriptados como el uso de sociedades en paraísos fiscales. La justicia, los organismos de control y las autoridades de Argentina, Venezuela, Suiza, Estados Unidos, Panamá y las Islas Vírgenes Británicas, ninguno de ellos, han logrado cortar el flujo de esos fondos que acumulan indicios de ilegalidad. Tampoco lo hizo el banco Credit Suisse, que le permitió a Carrasquero mover durante ocho años sus millones sin más inconvenientes y luego, cerrar su cuenta y llevarse el dinero.
Cabe destacar que Suisse Secrets es un proyecto de periodismo colaborativo basado en la filtración de datos de cuentas bancarias facilitados por una fuente anónima al periódico alemán Süddeutsche Zeitung, que los compartió con OCCRP y otros 48 medios de comunicación aliados de todo el mundo, entre ellos Infobae. Más de 150 periodistas de 39 países revisaron miles de registros bancarios, entrevistaron fuentes internas, reguladores, fiscales, examinaron documentos judiciales y financieros para corroborar los hallazgos.
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