La disidente cubana Aymara Nieto, integrante del movimiento Damas de Blanco y quien se encontraba en prisión desde 2018, abandonó la isla para radicarse en República Dominicana, confirmó este martes en redes sociales la ONG Cuba Decide.
De acuerdo con el relato de la opositora, la Seguridad del Estado -servicio de inteligencia interior de la dictadura cubana- le dio la opción de salir de prisión, pero bajo la condición de también abandonar la isla, una práctica habitual a la que se han atenido otros opositores en el pasado y en la que suelen intermediar terceros países.
La disidente, que estaba cumpliendo su segunda condena consecutiva en una prisión de La Habana, aterrizó en Santo Domingo este lunes, a donde viajó acompañada de su esposo, el también opositor Ismael Boris Reñí, y de dos de sus hijas.
«Estuve presa hasta el último momento en que estuve en el aeropuerto. Ellos (los agentes) fueron los que me llevaron. Nunca me dejaron ir a la casa», contó Nieto en una videollamada con Rosa María Payá, fundadora de Cuba Decide e integrante de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH).
Cuba Decide celebró la puesta en libertad de Nieto «tras siete años de injusto encierro y torturas». No trascendió si Nieto había extinguido completamente su condena.
En ese mismo tono, Johanna Cilano, investigadora regional de Amnistía Internacional, aseguró que la libertad de la activista «vino acompañada de un alto costo, el exilio forzoso y la separación familiar».
Agregó que «el exilio forzoso es un patrón represivo sistemáticamente utilizado por el régimen cubano contra personas presas por razones política».
Nieto era una de las tres integrantes del colectivo Damas de Blanco que continuaba entre rejas.
El movimiento Damas de Blanco surgió por iniciativa de un grupo de mujeres familiares de los 75 disidentes y periodistas independientes detenidos y sancionados en marzo de 2003 a elevadas condenas de cárcel durante el periodo de represión conocido como la Primavera Negra.
A partir de entonces, las esposas, madres y otras familiares de aquellos presos se identificaron por ir siempre vestidas de blanco y, tras asistir a misa en un templo católico, comenzaron a realizar marchas dominicales para pedir su liberación y se convirtieron en un símbolo de disidencia.
En 2005, las Damas de Blanco recibieron el Premio Sájarov a la Libertad de Conciencia del Parlamento Europeo.
Con información de EFE