El dalái lama se dirigió este viernes a la cúpula del budismo tibetano para reafirmar su «determinación y coraje» y darles un mandato directo, la «responsabilidad de preservar» la tradición de la reencarnación frente a las pretensiones de China, en su primera declaración pública desde que anunciara su histórico plan de sucesión.
Su intervención, hecha pública por su oficina tras un conclave de tres días de los líderes del budismo tibetano en su residencia de Dharamshala, da un respaldo espiritual inequívoco a la nueva estrategia de confrontación con China acordada por los más altos lamas de las diferentes escuelas budistas.
«Ustedes, mis hermanos y hermanas del Dharma, lamas y monásticos, tienen la responsabilidad de preservar» la tradición, afirmó el dalái lama, según la transcripción oficial de su intervención. «Por favor, continúen haciendo su mejor esfuerzo», añadió.
El líder espiritual, que este domingo cumple 90 años, también reflexionó sobre su propio papel y la fortaleza que le ha guiado durante más de seis décadas en el exilio.
«Desde que nos exiliamos han pasado muchos años y los tibetanos han sido incomparablemente fuertes», dijo, antes de añadir: «Por lo que a mí respecta, he sido capaz de conducirme de una manera completamente determinada sin perder el ánimo. He llevado a cabo mi responsabilidad con toda mi determinación y coraje».
El dalái lama atribuyó esta fortaleza a su práctica espiritual diaria de la «bodhichitta» (la mente del despertar), que, según explicó, «es lo que da el coraje para trabajar por los demás».
El Gobierno chino, que ocupó militarmente el Tíbet en 1950, considera al dalái lama, premio nobel de la Paz en 1989, como un «separatista».
China rechaza sistemáticamente la propuesta de la «Vía Intermedia» que aboga el líder espiritual, que no busca la independencia sino una autonomía genuina para el Tíbet dentro de China.
El diálogo entre ambas partes lleva roto más de una década, mientras China mantiene un estricto control sobre la región, restringiendo la práctica religiosa y la cultura tibetana. Este pulso por la reencarnación es, por tanto, el capítulo más reciente de un conflicto de décadas por la supervivencia de la identidad tibetana.
EFE