El enviado especial de la ONU para Siria, Geir Pedersen, advirtió que la transición en el país corre peligro, tres meses después de la caída del régimen de Bachar al Asad, si no se lleva a cabo una investigación de la reciente violencia que, según organizaciones de observación de conflicto, causó cientos de muertos en zonas costeras como Latakia y Tartús.
En un mensaje con motivo del 14º aniversario del inicio del conflicto, Pedersen pidió «una investigación independiente de los recientes asesinatos y de la violencia, así como una completa colaboración de las autoridades provisionales sirias con Naciones Unidas».
Advirtió que en caso contrario «un clima de desconfianza y miedo podría poner en peligro toda la transición».
En el mensaje, Pedersen dio la bienvenida al reciente acuerdo de las autoridades con las kurdas Fuerzas Democráticas Sirias (FDS) que controlaron durante el conflicto áreas del norte del país, así como a la promulgación de una constitución provisional.
«Esperamos que esto dirija a Siria a la restauración del Estado de Derecho y promueva una transición ordenada e inclusiva», subrayó el diplomático noruego.
Este jueves, el Observatorio Sirio de Derechos Humanos elevó a 1.476 el número de civiles muertos en «ejecuciones» y «asesinatos a sangre fría», 1.393 de ellos de la minoría alauita. La Red Siria para los Derechos Humanos (SNHR, en inglés), por su parte, ha podido verificar hasta el momento la muerte de 803 personas (incluidos combatientes), mientras que la Oficina de la ONU para los Derechos Humanos indicó el martes que tienen verificada la muerte de 111 personas. EFE