Pedro Urruchurtu, coordinador de Asuntos Internacionales de Vente Venezuela, participó en el Consejo de Derechos Humanos de la Organización de las Naciones Unidas. Durante su intervención recordó lo que fue la Operación Guacamayas y sostuvo que el «Estados venezolano asesinó el asilo diplomático y convirtió la Convención de Caracas, firmada hace más de 70 años en la misma ciudad donde me tocó ser rehén, en sólo un pedazo de papel».
«Hoy estoy aquí a pesar del Estado, y no gracias a él, porque si fuera por él, estaría desaparecido o muerto. Terrorismo de Estado, según la CIDH», explicó Urruchurtu.
Además, Urruchurtu recordó que casi mil personas siguen detenidas en Venezuela por motivos políticos, y decenas de extranjeros permanecen privados de libertad como parte de una política de canje y coacción incompatible con el derecho internacional. Calificó la situación como «diplomacia de rehenes».
«Represión también es tortura, censura, inhabilitaciones y exilio forzado. Quienes optan por voltear la mirada o “normalizar” lo que sucede, avalan un modelo que niega los derechos a toda una sociedad. El silencio es otra celda», resaltó el Coordinador de Asuntos Internacionales de Vente Venezuela.
En ese sentido, explicó que la comunidad internacional debe mirar hacia Venezuela y acompañar a los ciudadanos en su lucha por la libertad:
«Los venezolanos esperamos valentía de la comunidad internacional. No es injerencia exigir que se respete la soberanía popular expresada el 28 de julio, condenar la violación de derechos humanos y trabajar por la justicia; es una obligación moral frente a una tragedia prolongada y documentada», aseguró.
«Nuestra libertad no es un descanso, sino un recordatorio de que los muros tienen grietas. Si nos acompañan con firmeza, esas grietas se convertirán en el camino para liberar a los que aún resisten en nuestro país», agregó.
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